José Martí nos enseña que quien resiste con perseverancia acaba trinfando

TRES HEROES - José Martí

Hay hombres que viven contentos aunque vivan sin decoro. Hay otros que padecen como en agonía cuando ven que los hombres viven sin decoro a su alrededor. En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Esos hombres son sagrados.




Un hombre solo no vale nunca más que un pueblo entero; pero hay hombres que no se cansan, cuando su pueblo se cansa, y que se deciden a la guerra antes que los pueblos, porque no tienen que consultar a nadie más que a sí mismos, y los pueblos tienen muchos hombres, y no pueden consultarse tan pronto. Ese fue el mérito de Bolívar, que no se cansó de pelear por la libertad de Venezuela, cuando parecía que Venezuela se cansaba.



miércoles, 24 de marzo de 2010

REINO DE ESPAÑA, BANCARROTA SI O SI

¿Tiene alguna salida la crisis que padecemos? Cuatro economistas, dos de ellos de derechas y otros dos de izquierdas, coinciden en las raíces del problema, aunque discrepen en la solución según su ideología o los intereses de clase que cada uno defienda. Los cuatro coinciden en que haber entrado en el euro en 1999 fue un error que ahora pagaremos caro de una forma u otra.

Roberto Centeno en su artículo ¿Y si nos echaran del euro? de 22 de marzo, cuestiona la oportunidad de haber establecido una política monetaria común sin que hubiera habido primero una convergencia real:
“pero con las políticas económica y presupuestarias cada uno a su aire (...) ¿Cómo puede llegar a funcionar una unión económica de 27 países, con sistemas económicos y niveles de vida completamente diferentes?”
Consecuencia de que España y los demás estados PIGS (Portugal, Italia, Grecia, Spain) no puedan crecer económicamente al ritmo de los centroeuropeos sin una deuda pública desbordada, y sin posibilidad de que la corrijan, será que para mantener la credibilidad de la moneda común acabemos siendo expulsados del euro. Ello implicaría la bancarrota del estado y de los particulares, porque la inmensa deuda que hay sigue estando en euros pero se tiene que pagar en pesetas, e hiperinflación provocada al tener el estado que emitir pesetas incontroladamente sin respaldo real para continuar financiando el gasto público.

Alberto Recarte en El debate sobre el euro con trece años de retraso, recuerda que en su día se opuso a la unión monetaria (rescata un artículo suyo de 1997) sin que se hubieran hecho antes reformas como la del mercado de trabajo para que España (y los demás PIGS) pudiera ser competitiva frente a los demás socios de la UE, ya que con la entrada en el euro se renunció al tradicional remedio de la devaluación de la peseta. La política monetaria de bajos tipos de interés del Banco Central Europeo provocó la aparición de una enorme burbuja inmobiliaria, sin que ningún gobierno comenzando por los de Aznar hiciera nada por evitarlo. La explosión de esta burbuja es la que hace la crisis en España particularmente grave. La importancia relativa de España dentro de la UE (demasiado grande para dejarla caer) impide siquiera considerar la posibilidad catastrófica de que nos expulsen del euro “pues todo el sistema financiero europeo quedaría muy resentido”, no en vano somos destacados acreedores de los bancos centroeuropeos, por lo que no tenemos más salida que reducir precios y salarios:
“La economía española está condenada, salvo una catástrofe política, a hacer las reformas. Y las reformas se harán, aun a costa de un desempleo enorme, de la reducción de las transferencias sociales a partir de 2011, de la desaparición de las inversiones públicas en infraestructuras y de la congelación o disminución nominal de los salarios de la mayoría de los empleados del sector público y del privado.”


Pedro Montes en El dilema de Krugman parte de que la situación actual de la economía española es de quiebra. La deuda exterior de España, incluyendo una deuda privada (con la que se financió la burbuja inmobiliaria) varias veces superior a la deuda pública, es de las mayores del mundo. Para que hubiera recuperación económica se necesitaría de más financiación exterior, y ni siquiera puede refinanciarse la deuda actual “cuando la solvencia del país anda en tela de juicio en los mercados financieros internacionales”. Esta situación insostenible sin salida fácil queda descrita por el dilema planteado por el premio Nobel Krugman:

“la economía española ha de reequilibrar su situación en la economía internacional por medio de una mejora de su competitividad que sólo puede venir por dos caminos: una devaluación de la moneda, cosa imposible por la pertenencia al euro, o un drástico ajuste interno de precios y costes.”
Montes, en lugar de dar por inamovible la pertenencia al euro, asume que un ajuste interno sin devaluación es catastrófico principalmente para los trabajadores, capas sociales modestas y sectores amplios de la pequeña y mediana burguesía, que “la salida de la crisis no se resolverá en claves económicas sino como resultado de los conflictos sociales y políticos que promoverá una situación económica insostenible”, y que por tanto “es necesario replantearse la pertenencia a la moneda única pues, como se ha visto, la salida que propone Krugman es lanzarse a un precipicio, y las sociedades no son proclives al suicidio”.

Juan Torres López en La encrucijada de la economía española analiza las debilidades del modelo socioeconómico que surgió de la transición, consecuencia de renuncias que en su día impidieron consolidar un verdadero estado del bienestar, que se acentuaron con la entrada en el euro con el resultado de “una gigantesca burbuja inmobiliaria que se retroalimentó, proporcionando más liquidez y un incremento desorbitado de la deuda privada”. La pertenencia al euro impide tomar otras medidas que las del ajuste interno para garantizar a nuestros acreedores que les acabaremos pagando:

“El problema al que ahora se enfrenta España es el que advertimos muchos economistas en su día: una unión monetaria imperfecta que no dispone (porque se ha renunciado explícitamente a ello) de mecanismos de coordinación y reequilibrio.

Los teóricos de las uniones monetarias demostraron hace años que, en esas condiciones, es inevitable el desenganche de las economías impactadas, que sufren un deterioro en actividad y empleo que puede llegar a ser irreversible.”

Como desesperanzadora conclusión, Torres concluye que España “no tiene salida sin Europa pero el neoliberalismo que impregna a esta Europa es el responsable de gran parte de sus males”.
Es probable que el debate político de los próximos años se centre en si tenemos que sufrir un severo ajuste interno, o si nó nos echarán del euro, o si es preferible que nos salgamos del euro, nos declaremos en bancarrota y suframos un ajuste por la vía de la devaluación. La primera opción es la preferida por los grandes poderes económicos y será la que machaconamente nos querrán imponer, la segunda no es buena para nadie pero es la que menos impacto causa en quienes viven de su trabajo.

Traducido a economía doméstica, o pasamos hambre para pagar nuestras deudas hasta el último euro, o nos desvinculamos de nuestros acreedores y vivimos de forma austera con nuestros escasos recursos porque nadie nos volverá más nunca a fiar.

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