José Martí nos enseña que quien resiste con perseverancia acaba trinfando

TRES HEROES - José Martí

Hay hombres que viven contentos aunque vivan sin decoro. Hay otros que padecen como en agonía cuando ven que los hombres viven sin decoro a su alrededor. En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Esos hombres son sagrados.




Un hombre solo no vale nunca más que un pueblo entero; pero hay hombres que no se cansan, cuando su pueblo se cansa, y que se deciden a la guerra antes que los pueblos, porque no tienen que consultar a nadie más que a sí mismos, y los pueblos tienen muchos hombres, y no pueden consultarse tan pronto. Ese fue el mérito de Bolívar, que no se cansó de pelear por la libertad de Venezuela, cuando parecía que Venezuela se cansaba.



martes, 22 de junio de 2010

EL MONOCULTIVO DEL PLATANO EN CANARIAS, UN MODELO AGOTADO


La asociación de productores de plátanos de Canarias ASPROCAN y las principales empresas y cooperativas de productores han firmado un manifiesto en el que se pronuncian en contra de los acuerdos firmados por la Unión Europea con los paises productores de Centro y Suramérica en Ginebra y en Madrid, por los que el arancel de entrada en la UE para los plátanos llamados “del área dólar” se reduce a 75 euros por tonelada. Este acuerdo supone en la práctica la desaparición del contingente arancelario previsto en la Organización Común de Mercado del plátano, con lo que quedan equiparados los plátanos del área dolar, los de los estados del grupo Africa-Caribe-Pacífico, y los de la Unión Europea producidos en las llamadas regiones ultraperiféricas: Canarias, Azores, Madeira, Guadalupe, Martinica y Creta. La única ventaja con que permanecen los plátanos comunitarios es la ayuda compensatoria por pérdida de renta. Los fondos con que está dotada se limitan a los previstos en el programa de opciones específicas por la lejanía y la insularidad POSEI de cada una de estas regiones, de ahí la reinvindicación de los productores canarios de que se incremente la ficha financiera del POSEI de Canarias, y de que se amplíe al plátano la ayuda al transporte entre Canarias y España que por ahora está limitada a flores y ciertos frutos subtropicales. Mal momento éste para pedir más fondos.


Si alguien me lee desde la otra orilla, advierto que por plátano me refiero a banano, cambur o guineo; no estoy hablando de plátano para cocinar.
Los productores de plátano canarios se sienten traicionados por el gobierno de España, que ha preferido ceder a las presiones de otros estados de la UE favorables a la liberalización del mercado platanero. La incipiente globalización impuso el monocultivo del plátano de exportación en Canarias a finales del siglo XIX, el proteccionismo primero de España y luego de la Unión Europea le permitió sobrevivir a sucesivas crisis durante las últimas décadas, la misma lógica de la globalización llevada a sus últimas consecuencias le conduce a su desaparición. No ha sido porque los canarios estemos faltos de capacidad técnica ni de iniciativa.

Canarias está a la cabeza del mundo en cuanto a rendimientos en el cultivo del plátano, como consecuencia de ser un territorio limitado y fragmentado donde la productividad se ha llevado cerca del máximo que técnicamente se podía alcanzar, incluso con serias limitaciones en el agua disponible para regadío (en un cultivo especialmente consumidor de ella) y sin ser óptimo el clima. La media en Canarias está en torno a 50.000 Kgs./Ha y año, resultado de dividir 400.000 Ton / año entre 8.000 Has, alcanzando algunas explotaciones privilegiadas los 80.000 Kgs/Ha. Incluso en cultivo orgánico (me resisto a llamarlo ecológico en esas condiciones) alguno ha llegado a obtener los 65.000 Kgs/Ha. En cualquier otra zona productora del mundo 40.000 Kgs./Ha se consideraría un rendimiento excelente, siendo la media mundial de 17.000 Kgs / Ha, resultado de dividir 76,5 millones de toneladas entre 4,5 millones de Has.

El consumidor español ha permanecido fiel hasta ahora porque valora el sabor más dulce y aromático del plátano que se corta en función de lo maduro que esté el fruto, aún a costa de que llegue al mercado con pintas negras. Precísamente la presencia de pintas negras ha sido uno de los rasgos destacados en las campañas de promoción. El plátano de América en cambio se corta en función del calendario de cultivo (aunque esté lejos de la madurez) para que llegue a destino de un amarillo inmaculado, aunque sea a costa del sabor. No obstante al consumidor centroeuropeo el plátano canario le parece demasiado dulce; lo dice quien lo ha dado a degustar en ferias de Alemania.

Los representantes de los plataneros canarios se han revelado como unos maestros consumados en el trabajo de lobby, consiguiendo promover y mantener una OCM en la Unión Europea durante dos décadas a contracorriente del interés mayoratario entre los estados miembros.

Es una constante histórica. Desde su conquista en el siglo XV Canarias ha dependido siempre de monocultivos que sucesivamente tras una época de auge entraban en crisis y eran sustituidos por otros. La caña de azúcar fue el primer cultivo que implantaron los conquistadores, con tecnología portuguesa y capital genovés, a fin de abastecer a Europa de un producto que entonces era de lujo (la remolacha azucarera no se empezó a cultivar en Europa hasta comienzos del XIX); estuvo en auge hasta que entraron en producción las plantaciones de caña de las Antillas.

Posteriormente el viñedo sustituyó a la caña de azúcar y permaneció más de dos siglos como cultivo principal, exportándose el vino de Canarias a la América hispana, a Europa (pricipalmente a Gran Bretaña), y posteriormente a las colonias inglesas del nuevo mundo; entró en crisis por razones de política internacional: Gran Bretaña prohibió a partir de 1663 que sus colonias pudieran adquirir productos europeos más que si procedían de puertos británicos y las transportaban barcos británicos, admitiendo como excepción únicamente el vino de Azores y Madeira que cargaban en el viaje de ida cuando hacían escala. Portugal era fiel aliado de Gran Bretaña, mientras que con España estaba frecuentemente en guerra, por lo que el vino de Canarias quedó fuera de la excepción y tenía que transportarse primero a Gran Bretaña. Como quiera que el comercio con el continente africano quedó fuera de dicha restricción (había lucrativo tráfico de esclavos entre Africa y las colonias británicas), fue objetivo preferente de la diplomacia española durante el siglo XVIII que el gobierno de su majestad británica reconociera la africanidad de Canarias, a fin de que sus vinos pudieran exportarse directamente a las colonias británicas, pero sin éxito.

A comienzos del XIX se introdujo el cultivo de la tunera, de la que se recolectaba cochinilla, su insecto parásito, para extraer tintes. El descubrimiento de la anilina en 1856 marca el principio de los colorantes de síntesis y el comienzo del fin del cultivo de la cochinilla a gran escala.

Finalmente los progresos en la navegación a vapor a finales del XIX permiten que puedan transportarse productos frescos por vía marítima a larga distancia. Es cuando nuevamente comerciantes británicos promueven las primeras plantaciones comerciales de plátanos (y de tomates) en Canarias con el fin de abastecer de esta fruta tropical el mercado europeo. A partir de los años cincuenta del siglo XX Gran Bretaña y Francia pasan a cultivar plátanos en sus propias colonias de ultramar, y el plátano canario se orienta hacia el mercado español, del que se obtiene la reserva hasta que el ingreso de España y Portugal en la UE en 1986 y el mercado único en 1991 fuerzan a los estados de la UE con regiones ultraperiféricas productoras de plátanos a promover una organización común de mercado. Contestada desde su misma creación por los estados centroeuropeos importadores de fruta del área dolar, objeto de pleitos dentro de la organización mundial del comercio promovidos por Estados Unidos (fiel defensor de sus empresas transnacionales, aunque en su territorio no produzca un solo kilogramo de plátanos), la OCM del plátano ha ido perdiendo poco a poco su carácter proteccionista hasta llegar a la situación actual.

No cabe duda de que si no hubiera pinchado la burbuja inmobiliaria, ni estallado la crisis sistémica en que nos hallamos, el siguiente monocultivo canario hubiera sido el cesped para campos de golf. El cesped en sí mismo, mirado exclusivamente como cultivo, no es más esquilmante ni más consumidor de agua que el plátano, simplemente es otro cultivo de exportación por el que supuestamente se obtienen ingresos del exterior, en este caso la entrada que se le cobra al que viene a jugar, aunque a costa de desviar recursos en tierra y agua que podrían servir para cultivos de abastecimiento interior, igual que el plátano. Lo perverso es que el objetivo real del que promueve un campo de golf no es sacar rentabilidad de su explotación, sino revalorizar las urbanizaciones anexas. Da igual que no vengan turistas a jugar al golf.

¿Cuál es entonces el mejor monocultivo para Canarias? Pues ninguno. No está en crisis el plátano, son los monocultivos los que están en crisis. Los pueblos hermanos de Centro y Suramérica tampoco se están beneficiando gran cosa de que sus mejores tierras las ocupe el monocultivo del banano.

Una crisis es un contratiempo, pero también la oportunidad para cambiar. Bien está que los señores productores de plátanos perciban las máximas ayudas posibles mientras duren para que la transición no sea demasiado amarga, pero tenemos que hacernos a la idea de que es la globalización la que ya no da más de sí. Entramos en la era de la relocalización. Si monocultivo es dependencia, cuando no colonialismo, cultivar variedad para abastecer a la población del país es soberanía alimentaria.

domingo, 6 de junio de 2010

Poema Huelga, de Gioconda Belli

 
 
 

Vamos a tener muchas ocasiones, comenzando por este próximo martes, para recitar este poema:

Quiero una huelga donde vayamos todos



Una huelga de brazos, piernas, de cabellos,


una huelga naciendo en cada cuerpo.






Quiero una huelga


de obreros de palomas


de choferes de flores


de técnicos de niños


de médicos de mujeres.






Quiero una huelga grande,


que hasta el amor alcance.


Una huelga donde todo se detenga,


el reloj las fábricas


el plantel los colegios


el bus los hospitales


la carretera los puertos.






Una huelga de ojos, de manos y de besos.


Una huelga donde respirar no sea permitido,


una huelga donde nazca el silencio


para oír los pasos del tirano que se marcha