José Martí nos enseña que quien resiste con perseverancia acaba trinfando

TRES HEROES - José Martí

Hay hombres que viven contentos aunque vivan sin decoro. Hay otros que padecen como en agonía cuando ven que los hombres viven sin decoro a su alrededor. En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Esos hombres son sagrados.




Un hombre solo no vale nunca más que un pueblo entero; pero hay hombres que no se cansan, cuando su pueblo se cansa, y que se deciden a la guerra antes que los pueblos, porque no tienen que consultar a nadie más que a sí mismos, y los pueblos tienen muchos hombres, y no pueden consultarse tan pronto. Ese fue el mérito de Bolívar, que no se cansó de pelear por la libertad de Venezuela, cuando parecía que Venezuela se cansaba.



martes, 30 de noviembre de 2010

CONSIDERACIONES ACERCA DE LOS VERDES EN CANARIAS

El compañero Agapito de La Cruz, con quien he compartido las luchas contra la introducción del gas natural licuado en Canarias y contra la construcción del puerto de Granadilla, del que admiro su coherencia y tesón y respeto su experiencia mucho mayor que la mía, ha escrito un artículo titulado “Los Verdes en Canarias” publicado a finales de noviembre de 2010 en diversos medios de las islas, sobre el que me gustaría hacer algunas consideraciones.

Me ha llamado la atención que Agapito contraponga la ecología política con el ecosocialismo, con afirmaciones del tipo de que “el eco-socialismo, aparte de haber quedado desfasado y asumido ya por la izquierda tradicional, ser alérgico a la ecología profunda, y no ver con buenos ojos la ecología política libertaria, se inspira en el concepto tradicional de naturaleza como fuerza irracional y está mediado por la sociedad industrial y positivista, con lo que deriva siempre en socialdemocracia, y nada tiene que ver con el Movimiento Verde”, como medio de justificar una unión electoral de los tres partidos verdes de Canarias, sin participación de “partidos no verdes”, “con el fin de despejar el camino hacia el voto verde, frente a los tradicionales al uso de izquierdas, derechas y centro” (sic).

Hasta ahora a mí me había parecido que ecología política y ecosocialismo eran términos equivalentes, o incluso sinónimos, y había considerado a algunos autodenominados verdes, que decían que no eran ni de derechas ni de izquierdas sino que sólo les interesaba la ecología, como unos ecologistas poco coherentes o incluso una derecha disfrazada.

Como universalmente se acepta, la ecología política considera que el actual modelo capitalista–consumista es incompatible con una política verdaderamente sostenible, porque el capitalismo necesita por su propia naturaleza que haya crecimiento económico sin fin, lo que choca con los límites al crecimiento que le imponen tarde o temprano el agotamiento de los recursos naturales del planeta así como su capacidad limitada para admitir más residuos. En cambio los ambientalistas no cuestionan el sistema capitalista, y defienden el llamado desarrollo sostenible, es decir que puede continuar el crecimiento pero con tecnologías verdes respetuosas con el medio ambiente. Los ecologistas políticos que nos oponemos a la construcción del puerto de Granadilla somos criticados por los señores Melchior y Berriel precisamente por eso, por tener no sólo “intencionalidad ecológica”, sino también “posicionamiento político”. Por eso EL DIA nos llama falsos ecologistas, seguramente porque los únicos ecologistas verdaderos son los señores Machado Carrillo y Bonnet Fernández-Trujillo.

Capitalismo es el sistema en que la propiedad de los medios de producción corresponde a quienes han invertido un capital en su adquisición; socialismo es su sistema alternativo, en el que la propiedad de los medios de producción corresponde a quienes crean valor mediante su trabajo asalariado. Puede haber muchas clases de socialismo, como sólo hay un capitalismo. El llamado socialismo real que se implantó durante el siglo XX en gran parte del mundo no era más que una de las formas del socialismo, a cuya ruina contribuyó que compartiera con el capitalismo el mismo pecado original de ser un desarrollismo a ultranza, pero que ya nadie en lo que Agapito llama “izquierda tradicional” asume. El ecosocialismo es la confluencia de los ecologistas políticos con los socialistas que consideran que la crisis terminal del capitalismo vendrá provocada por haber sobrepasado sus límites al crecimiento; es decir los que somos socialistas a fuer de ecologistas y los que somos ecologistas a fuer de socialistas.

Me llama también la atención que Agapito escriba que los movimientos sociales “no son movimientos ecologistas o verdes sino ciudadanos, donde convergen multitud de inquietudes transversales, y una cosa es apostar por un hecho concreto en la vida social y otra un programa político global” (sic). El término “ciudadano” ha sido muy manipulado últimamente, pero originalmente significa lo mismo que “político” y que “social”. Político es todo aquello relacionado con la sociedad, con la vida en común, con la polis o ciudad. Para los griegos el hombre era el zoon politikon: animal ciudadano, o animal social. Para los romanos el cives era el ciudadano de su república en plenitud de derechos políticos

Las personas, sean ciudadanos, políticos, verdes, colorados o canelos, no se movilizan más que por hechos concretos. Por razones de elemental estrategia, toda batalla política se ha de dar contra un objetivo político concreto. Una manifestación (o un programa electoral) puede ser un éxito si se convoca contra las torres de Vilaflor o contra el puerto de Granadilla, pero nunca lo será la convocada por un objetivo tan amplio como por la vida en el planeta, o por la madre tierra, o contra el sistema capitalista. Los programas políticos globales no llegan a cumplirse más que a costa de pelear en muchas batallas parciales, con los aliados que en cada momento haga falta.

Aprovecho para animar a quien me lea y resida en Tenerife a asistir a las jornadas sobre Medio Ambiente y municipios sostenibles que organizan el comité de El Rosario de Alternativa Sí se puede por Tenerife para los días 2 y 3 de diciembre. Contaremos con la palabra de expertos como Carlos Taibo, y otros compañeros, que de ecosocialismo y de ecologia social tienen mucho que enseñar.

viernes, 19 de noviembre de 2010

VERDES Y DERECHA

Para evaluar el futuro que nos espera en Europa es conveniente estudiar las situaciones que se dan actualmente en América latina. Se nos adelantaron en más de una década a la actual crisis económica y consecuente liquidación del estado del bienestar (Caracazo en 1989, crisis del peso mexicano en 1994, quiebra de diversos estados a finales de los 90, corralito en Argentina en 2001), lo que se tradujo políticamente en la decadencia de la socialdemocracia y en el ascenso de fuerzas populares de izquierda en pugna contra regímenes ultraliberales. Dentro de esta peculiar situación me ha llamado particularmente la atención el auge de los partidos verdes de América latina ocupando posiciones de centro, cuando no netamente de derecha.

En las pasadas elecciones presidenciales del Brasil la candidata del Partido Verde, Marina Silva, obtuvo 20 millones de votos en la primera vuelta, convirtiéndose en la tercera fuerza del país con el 19,3%. Para la segunda vuelta el partido mantuvo una postura independiente sin decantarse ni por el derechista José Serra ni por la candidata del izquierdista Partido Trabalhista Dilma Rousseff, aunque algunos líderes locales sí se pronunciaron abiertamente por Serra, a quien la unión de estos políticos a su candidatura le parecía natural, ya que según su programa “la economía podía ser de forma sostenible".

En las elecciones presidenciales de Colombia el candidato del Partido Verde – Opción Centro, Antanas Mockus, obtuvo el segundo puesto con el 21,49% de los votos en la primera vuelta y el 27,5% en la segunda, quedando ganador el derechista Juan Manuel Santos. En el panorama político de Colombia, ante la exclusión de la izquierda por la situación de guerra civil, la oposición a la derecha ultraliberal queda en manos de una fuerza de centro cuyo programa se basa en el “desarrollo sostenible desde los puntos de vista social, económico y ambiental” y en el “crecimiento económico que facilite la redistribución”.


Mockus declara que “si fuera presidente de Colombia, con Venezuela escogería el camino del respeto y de la prudencia” añadiendo sin embargo que “si Venezuela se volviera otra Cuba sería una tristeza para todo el mundo”. Con Estados Unidos primer socio comercial de Colombia y aliado estratégico en la lucha contra la guerrilla de las FARC y los narcotraficantes, el candidato del Partido Verde prefiere la continuidad: “Es urgente tener la garantía de que el plan Colombia sigue”.

Otros partidos verdes de Latinoamérica no tienen tanto auge. El Movimiento Ecológico de Venezuela MOVEV que obtuvo en las últimas elecciones legislativas unos 100.000 votos se define como “una opción distinta que no tiene problemas en brindar apoyo a un candidato oficialista o de oposición ya que para ellos, lo único que importa es que dicha persona esté comprometida con los asuntos ecológicos”.

Se pronuncia en contra de la peligrosa visita de la flota rusa, dotada con buques de propulsión nuclear. Hace oposición contra el PSUV desde la derecha, postulándose como “alternativa que permita dar solución a las diferentes problemáticas venezolanas, entre las cuales resaltaron el seguimiento a los casos de los presos y exiliados políticos, la reciente crisis presentada por la descomposición de grandes cantidades de alimentos, la libertad de expresión y la protección de los bienes y propiedades de particulares y empresas”.

El sistema siempre promoverá, junto a su versión dura representada por el Neoliberalismo, alternativas que lo renueven superficialmente sin cuestionar sus contradicciones de fondo. Ante el declive de la Socialdemocracia, consecuencia de su fracaso histórico en la misión de preservar el estado del bienestar, la nueva opción reformista puede venir de los partidos verdes y en general, de lo que ha venido en llamarse “desarrollo sostenible”. El programa verde sería una transición energética que no pusiera en cuestión la lógica del actual Capitalismo Global, es decir sin parar su necesidad intrínseca de crecimiento y acumulación constante, recurriendo para ello a todo lo que se tiene a mano, pero con una cierta impronta tecnológica “Verde” (Green Tech Capitalism). Pero sobre todo impulsando los agrocombustibles y las energías renovables centralizadas, mostrando la potenciación de todas estas energías (en general de fuerte componente tecnológico) como el principal estandarte de su carácter “Verde”. No otra cosa es el proyecto de Greenpeace ‘Renovables 100%‘, según el cual España podría llegar a ser energéticamente autosuficiente en 2050, proyecto que aspira a cubrir el 100% de la demanda mediante energías renovables y aumento de la eficiencia, pero sin cuestionar la lógica del crecimiento continuo.